El sistema inmunitario es la defensa natural del cuerpo contra agentes patógenos como virus, bacterias, parásitos y células anormales. Mediante un complejo mecanismo de células, tejidos y órganos, este sistema identifica y neutraliza aquello que considera una amenaza. Sin embargo, en algunos casos el sistema inmune se vuelve sobre-activo y pasa a atacar los tejidos y células propias del organismo, dando origen a las llamadas enfermedades autoinmunes.

Las enfermedades autoinmunes surgen cuando existen fallas en la regulación del sistema inmune y este pierde la capacidad de distinguir lo propio de lo ajeno. Por causas que aún se investigan, en estos pacientes el sistema de defensa reconoce como extrañas algunas estructuras o tejidos del organismo y genera una respuesta agresiva en su contra, dañando órganos y funciones vitales.

Se han identificado más de 80 padecimientos de origen autoinmune. Dentro de los más comunes se encuentran la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, el lupus, la enfermedad celíaca, la diabetes tipo 1, el vitíligo y diversos tipos de anemia como la hemolítica y la perniciosa.

Si bien pueden afectar a cualquier órgano, los más frecuentemente atacados son las articulaciones, la piel, el sistema digestivo, glándulas endocrinas como el tiroides, riñones, hígado, pulmones y sistema circulatorio. En algunos casos los síntomas son leves y se logra controlar la enfermedad con medicamentos inmunosupresores. Pero en formas más severas, el daño progresivo de órganos puede llevar a insuficiencia orgánica e incluso la muerte.

Se estima que las enfermedades autoinmunes afectan alrededor del 5% de la población mundial y se presentan principalmente en mujeres. Aunque pueden manifestarse a cualquier edad, son más comunes entre los 20 y 50 años. Se cree que la predisposición genética juega un rol importante, pero también influyen factores ambientales como infecciones, toxinas y estrés.

El diagnóstico de las enfermedades inmunes se basa en una combinación de historia clínica detallada, examen físico minucioso y pruebas de laboratorio para detectar autoanticuerpos y otros marcadores biológicos específicos. El tratamiento busca controlar el sistema inmune hiperactivo y minimizar el daño a órganos y tejidos.

Comprender las causas y mecanismos de las enfermedades autoinmunes es clave para desarrollar mejores abordajes terapéuticos que mejoren la calidad y expectativa de vida de quienes las padecen. Se necesita mayor investigación en este campo de la medicina tan complejo como necesario.

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