La epidemia de los que duermen menos de 7 horas
Cada vez son más las personas que no logran dormir las 7-9 horas recomendadas por los expertos en sueño. Trabajos extenuantes, estrés, malos hábitos y trastornos como el insomnio están detrás de esta epidemia de sueño insuficiente que trae serias consecuencias para la salud.
Los principales perjudicados son el cerebro y el sistema cardiovascular. Dormir poco está relacionado con padecer enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer y Parkinson en el futuro. También aumenta el riesgo de infartos, hipertensión, arritmias y accidentes cerebrovasculares.
Otro de los grandes afectados es el metabolismo. No descansar bien promueve la obesidad, la resistencia a la insulina y por tanto, puede desencadenar diabetes tipo 2. A su vez, la privación de sueño causa más apetito e impulsa a comer alimentos poco saludables.
Asimismo, un sueño deficiente está ligado a un incremento en los niveles de inflamación y disminución de las defensas antioxidantes. Quienes duermen menos de 5 horas tienen un mayor riesgo de sufrir cáncer.
A nivel hormonal, no dormir incrementa los niveles del cortisol, la hormona del estrés, lo que a la larga deteriora órganos como el corazón y los riñones. También afecta los niveles de leptina y ghrelina, relacionadas con el apetito.
Evidentemente, este escenario repercute en el estado anímico y cognitivo. La privación de sueño está fuertemente asociada a cuadros de ansiedad, depresión y déficit de concentración y memoria.
Los expertos coinciden en que dormir bien debe ser una prioridad para gozar de buena salud y calidad de vida. Al menos 7 horas diarias deberían ser la norma para adultos.
¿Y que sucede con los niños que no duermen bien?
Cada vez son más los niños y adolescentes que no duermen las horas recomendadas por los expertos para su edad. Las causas son múltiples: uso excesivo de dispositivos electrónicos, horarios escolares sobrecargados, malos hábitos, etc. Pero lo cierto es que dormir poco afecta gravemente su salud física y mental.
Uno de los principales perjuicios es sobre el crecimiento. Durante el sueño se segrega la hormona del crecimiento, esencial para el desarrollo durante la niñez y adolescencia. Varios estudios confirman que los menores con sueño insuficiente presentan talla y peso menores a los esperado para su edad.
Otra consecuencia importante es el impacto negativo en el rendimiento cognitivo. Dormir poco dificulta la concentración, aprendizaje y memoria. Los niños con falta de sueño rinden peor en exámenes y tienen problemas de comportamiento.
Asimismo, se ha demostrado que afecta el sistema inmune, volviéndolos más susceptibles a infecciones virales. También aumenta el riesgo de sufrir enfermedades metabólicas como obesidad, diabetes y hipertensión arterial.
A nivel conductual, la privación de sueño se asocia a síntomas de hiperactividad, ansiedad, irritabilidad y depresión infantil. Incluso puede desencadenar pensamientos suicidas en adolescentes.
Los expertos recomiendan entre 9 y 12 horas de sueño para los menores, además de rutinas y habitaciones adecuadas para descansar. Garantizar un sueño saludable debe ser parte integral de su cuidado y crianza.
Dormir las horas suficientes cada noche, entre 7 y 9 para adultos y niños , brinda múltiples beneficios para la salud física y mental que impactan positivamente nuestra calidad de vida. Ayuda a reparar tejidos, regular hormonas, fortalecer el sistema inmunológico, mejorar el estado anímico y permitir un adecuado funcionamiento cognitivo y rendimiento diario. No escatimes en tu descanso nocturno.