Los tacos de tripa son un clásico de la gastronomía mexicana que despierta pasiones… y también dudas. ¿Son saludables o dañinos? La respuesta no es tan sencilla como un «sí» o un «no». Diversos expertos en nutrición han analizado su perfil nutricional, y aquí te contamos lo bueno, lo malo y cómo puedes disfrutar de este antojito con responsabilidad.
✅ Beneficios nutricionales de los tacos de tripa
Aunque muchos los consideran una «garnacha», la tripa (generalmente de res o cerdo) tiene propiedades que vale la pena conocer:
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Fuente de proteínas: Contiene proteínas de buena calidad, esenciales para el mantenimiento de músculos, tejidos y el sistema inmunológico.
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Rica en micronutrientes: Aporta vitamina B12, hierro, fósforo, zinc, calcio y selenio, todos importantes para la salud ósea, el metabolismo y el sistema nervioso.
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Contiene colágeno: Ideal para fortalecer articulaciones, piel y uñas.
⚠️ Riesgos para la salud
Como en muchos alimentos, el riesgo depende de la cantidad y la forma en que se prepara:
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Alto contenido en colesterol y grasas saturadas: Una porción puede tener hasta 108 mg de colesterol. El consumo excesivo puede afectar la salud cardiovascular.
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Preparación en aceite: Tradicionalmente se fríe, y a veces en aceite reutilizado, lo cual incrementa el contenido de grasas trans.
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Riesgo microbiológico: Si no se limpia y cocina adecuadamente, la tripa puede contener bacterias o parásitos.
🥗 ¿Cómo hacerlos más saludables?
Los nutricionistas coinciden: no se trata de eliminar, sino de equilibrar. Aquí algunos consejos:
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Cocínalos en casa: Así puedes asarlos en lugar de freírlos y controlar la calidad del aceite.
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Modera la porción: No más de 2 o 3 tacos por ocasión. Según especialistas, esa cantidad puede estar dentro de los límites diarios recomendados de grasa saturada.
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Acompaña con vegetales: Agrega cebolla, cilantro, limón, chile y opta por tortillas de maíz. Esto añade fibra y antioxidantes.
Los tacos de tripa no son el villano de la historia si se consumen con moderación y se preparan de forma adecuada. Pueden formar parte de una dieta balanceada, siempre y cuando se tomen precauciones en su preparación y frecuencia de consumo. Como siempre, si tienes condiciones médicas específicas, consulta con un profesional de la salud.